Picture credit score: Syndication: Sarasota Herald-Tribune
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Los robots están llegando. Puedes sentir lo que quieras al respecto, pero están en el horizonte y necesitas aceptarlo. La semana pasada, durante el Juego de las Estrellas, la MLB permitió a los jugadores pedir revisión de bolas y strikes, o al menos apelar al sistema automatizado denominado ABS Problem. El proceso, que puede activarse cuando el bateador, el lanzador o el receptor se tocan la cabeza después de un lanzamiento, apela la decisión de bola/strike a las cámaras de lanzamiento que todos sabemos que están funcionando, pero que hemos decidido ignorar. El sistema de desafío ya lleva algunos años en ligas menores. La MLB había permitido una prueba del sistema durante ciertos juegos de entrenamiento de primavera a principios de este año. Sin embargo, el Juego de las Estrellas fue diferente. Los entrenamientos de primavera son para los fanáticos incondicionales. Esta prueba fue para los ocasionales.
Cuando Cal Raleigh pidió una revisión de un lanzamiento con cuenta de 0-2 de Tarik Skubal a Manny Machado que, según Raleigh, apenitas había tocado la parte baja de la zona de strike, Raleigh tenía razón y Machado se fue a sentar. Probablemente fue la primera vez que la mayoría de los aficionados presenciaron un ejemplo en vivo de una decisión cuestionada. La impugnación no solo resultó en la corrección de un error, sino que no significó el fin de la civilización. Esa ausencia de explosiones fue el momento que la MLB deseaba. Y lo consiguieron.
A la MLB le gusta usar el Juego de las Estrellas para impulsar cambios de reglas. Antes de que se universalizara el bateador designado, la MLB exigió que el juego usara bateadores designados incluso en los estadios de la Liga Nacional, a partir de 2011. La “Regla Ohtani”, según la cual un lanzador abridor que también figuraba como bateador designado podía permanecer en el juego como bateador incluso después de ser retirado como lanzador, se estrenó en el Juego de las Estrellas de 2021. No debería sorprender a nadie que los umpires robotic sean los siguientes en esa línea.
La MLB ha demostrado que ya no teme a los cambios de reglas, incluso como pastores de un deporte notoriamente resistente al cambio. Históricamente, la repetición instantánea nunca formó parte del juego, pero ahora, casi una década después, pedir una segunda mirada a la jugada de toque en tercera se ha convertido en una parte más del funcionamiento del béisbol. Y, independientemente de lo que se piense, la repetición instantánea corrige los errores. Es difícil discutirlo, sobre todo en un mundo donde, de todas formas, van a mostrar la repetición por televisión.
El reloj de lanzamiento hizo exactamente lo que se suponía que debía hacer: acortar los juegos (algo que no estaba previsto oficialmente, pero que de todos modos hizo: hacer que las bases robadas fueran más comunes). El corredor zombi redujo los juegos maratónicos de additional innings. El bateador designado common redujo la posibilidad de ver a los lanzadores de la Liga Nacional poncharse o conectar rolas débilmente a la intermedia. La prohibición de los reacomodos defensivos no logró nada, pero sí eliminó al fildeador jugando corto en el jardín derecho que eliminaba al corredor.
Los umpires robotic ni siquiera serían un cambio de reglas. Serían un cambio en la forma en que se aplica una regla ya existente. Seguiría habiendo bolas y strikes, y nada raro como que con dos strikes estás fuera. La MLB incluso ha diseñado la concept ingeniosamente para que aún haya un “elemento humano” en el juego, solo que uno que pueda ser anulado si es necesario.
La MLB ha demostrado que no teme hacer cambios cuando identifica un problema, incluso si eso rompe con la tradición. Han sido astutos con sus decisiones. Hace un año, sugerí cinco criterios que la MLB debería usar (y, para su crédito, aparentemente ha usado) para decidir si un cambio de reglas valía la pena. Un cambio de reglas debería ser fácil de implementar, fácil de arbitrar, tener un impacto mínimo en el desarrollo del juego, no alterar demasiado la tradición y marcar una diferencia actual. El sistema ABS solo falla en el aspecto de la tradición, pero la MLB ha estado dispuesta a adaptar ese “exceso” a su voluntad.
Va a suceder. Ya contamos con la tecnología para implementar fácilmente el sistema de desafío ABS. Apenas altera el desarrollo del juego y las decisiones de bola-strike pueden tener un impacto actual en un encuentro. Pero hay un sexto issue a considerar: las consecuencias imprevistas. Habrá algunas, y debemos prepararnos para ellas también.
Eventualmente habrá un juego en el que el umpire cante tercer strike a un bateador para terminar el juego. Pero la decisión será revocada en apelación y el bateador hará algo para ganar el juego. Este será un tema de conversación durante 72 horas entre los iluminados del béisbol.
Dado que presumiblemente habrá un límite al número de retos incorrectos que un equipo puede hacer, habrá una nueva forma de perder un juego. Imagina que en la tercera entrada, un bateador que acaba de poncharse usa un reto más por frustración que por creer que fue una bola. La decisión se confirma y, más adelante en el juego, el equipo no tiene un reto para argumentar una decisión dudosa en una situación clave. Se crearía un meta-juego sobre cuán agresivos deberían ser los equipos al usar sus retos.El encuadre del receptor perderá mucha importancia. Y los receptores probablemente dejarán de arrodillarse.
Las zonas borrosas de la zona de strike desaparecerán. Si bien ese es el objetivo del sistema ABS, la zona borrosa también es una parte del juego de la que rara vez se habla. Hay partes de la zona de strike que casi siempre son strikes o bolas, y generalmente los bateadores batean cuando la bola está en las zonas altas de strike y no cuando está a 30 cm afuera. Pero existen esas zonas grises donde a veces es bola y a veces strike. Los bateadores actúan de manera diferente en la zona difusa. Es un proceso que probablemente ocurre más allá del pensamiento consciente. Si piensas en una decisión de swing, un bateador debe considerar la probabilidad (y la recompensa y/o el costo relativo) de dejar ir una bola o intentar batear. En la zona difusa, observamos un comportamiento consistente con ese tipo de teoría de incentivos. Los bateadores batean cada vez más a medida que la probabilidad de un strike cantado aumenta.
¿Qué sucede cuando ya no hay zona gris? Es algo que realmente no podemos predecir.
Quizás la mayor consecuencia imprevista provenga de la ligera discrepancia entre la zona de strike indicada en el reglamento y la zona de strike cantada por la computadora. Actualmente, la zona oficial del reglamento es un recuadro con límites justo debajo de la rodilla y la línea media entre los hombros y el cinturón. Dado que los jugadores tienen diferentes complexiones y se mueven constantemente, esas líneas quedan a discreción del árbitro. La computadora puede rastrear fácilmente la dirección de la pelota, pero necesitará instrucciones sobre qué tan alto o bajo es demasiado.
En las primeras implementaciones del sistema ABS, las marcas altas y bajas de la zona se establecían como porcentajes de la altura del jugador, pero la MLB cuenta con mejor tecnología. Podemos rastrear en tiempo actual los principales grupos articulares (hombros, codos, caderas y rodillas) a lo largo del turno al bat. La MLB podría usar un algoritmo que decide la altura de los hombros, las caderas y las rodillas, y tome promedios para establecer la zona de strike. Esto se ajustaría al espíritu de la regla precise, pero no a la letra. ¿Cambiarían los umpires sus zonas? ¿Programaría la MLB la zona de strike para que se pareciera más a la masa ovalada que es ahora en lugar de la caja que se supone que debe ser? ¿Programarían intencionalmente en una zona gris donde a veces la bola es strike y a veces bola, y un generador de números aleatorios resolve la jugada?
Ese discurso será fascinante… si se hace público. Y realmente llega al meollo del asunto. Desconocemos cuál es la zona de strike. Este cambio tendrá sus inconvenientes, pero ocurrirá, quizás incluso el año que viene.
Mañana concluiremos con este análisis.
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